Lola es nuestra madre, la que nos enseñó a no darnos por vencidos, no aceptar un no por respuesta, buscar todas las alternativas, que el conocimiento abre las puertas del cielo y borra el ‘no se puede hacer’ de la boca del acomodado y a tener en cuenta las opiniones de la mujer como la de un hombre.

Lola es también un personaje del musical Kinky Boots. Lola es la drag queen que convence a un pequeño empresario de zapatería, abocado a la quiebra por la crisis, de que existe un negocio fabricando botas de tacón de aguja que puedan ser usadas por drag queens. El empresario conoce todas las artes necesarias, pero el proceso requiere ver el mundo con otros ojos, no simplemente conocer la técnica.

ProyectoLola es un prototipo para crear un marketplace de negocio local. Soportado por servicios de logística sostenible que cree puestos de trabajo locales y favorezca el crecimiento del pequeño y mediano negocio. Esta propuesta hace foco en la usabilidad del producto. Permitiendo que no sólo nativos digitales puedan usarlo, sino enfocándolo en segmentos de población con dificultad en el acceso a las tecnologías de la información:

• personas con discapacidad física o sensorial

• personas mayores

• personas de poca alfabetización digital

• sectores en riesgo de exclusión

Por encima de todo el proyecto Lola se aborda como un proyecto social basado en unos sólidos principios fundacionales de que existe una forma mejor y más humana de hacer negocios y apoyado por una fuerte experiencia en negocios que nos inclina a creer que un formato más humano de los negocios es también un buen negocio.

Pero el proyecto Lola se resume en un principio fundamental:a elegir entre el beneficio empresarial y las personas, elegimos las personas.
Proyecto Lola no es una plataforma de internet, ni aspira a ser una plataforma. Proyecto Lola es un conjunto de herramientas y skills del equipo que se usan en el foco concreto de un municipio para proporcionar las funciones que se describen.

Esta filosofía municipal, de pequeñas células independientes y autocontenidas, nos permite enfocarnos en las necesidades reales de cada municipio y sus propias características demográficas. Nada impide que cada célula local pueda relacionarse con otra y obtener sinergias de esa forma, por ejemplo en términos de costes de IT. Sin embargo, por principio, los despliegues de proyecto Lola son locales y proyecto Lola escala de abajo arriba. De sumar pequeños despliegues para formar confederaciones más grandes.

Esta es una de las grandes diferencias con otra aproximación de plataforma que escala de arriba abajo. Un gran servicio global bajo el formato ‘café para todos’ se adapta desde la globalidad a la particularidad.

Pensamos que asumir la particularidad de los mercados, las personas y sus necesidades se consigue mediante el foco en ellas que proporciona el empezar pequeño y crecer en lugar de intentar adaptar reglas que funcionan en otro sitio, otra gente y otro idioma a mercados radicalmente distintos.

Proyecto Lola no es una marca. Cada despliegue puede realizarse bajo su propia marca y elegir su branding. En ningún momento tiene porqué asociarse con sus proyecto padre, BesosNaranja.es.

El escenario de pandemia causado por covid-19 ha sorprendido a todos. Los primeros, el mundo de la tecnología. El escenario de confinamiento requerido para el control de la transmisión de covid-19 ha sido la prueba de fuego para muchas tecnologías que nos decían que el ‘futuro estaba aquí’.

El confinamiento por covid-19 ha puesto estos conceptos ante la verdadera realidad de la escala y nos ha enseñado que conceptos como el teletrabajo o la compra Online estaban lejos de estar listas para el gran público.

El ejemplo más evidente en el contexto del proyecto Lola es la venta Online. En las primeras semanas del estado de alarma decretado por el gobierno por covid-19 las principales cadenas de distribución de alimentos cortaron sus servicios Online o los redujeron drásticamente. Esta decisión fue particularmente evidente en pequeños municipios ya que el foco de los servicios mínimos estuvo en las grandes ciudades.

Es curioso intentar encajar esa decisión con el hecho de que el estado pide a la ciudadanía que se eviten salidas innecesarias y un concepto de negocio que permite aplicar ese requisito es el primero que deja de funcionar.

Este estado se prolongó durante dos meses y medio después de decretarse el estado de alarma, muchos sitios de venta de productos de primera necesidad siguen sin dar servicio generalizado a día de hoy.

Los pocos servicios que se mantuvieron activos hicieron foco en los mayores. Iniciativa encomiable y parcialmente implementada porque los métodos de la compra Online no fueron capaces de adaptarse con la rapidez suficiente a personas con poca alfabetización digital. Problemas como la verificación de la edad, la toma de pedidos, la entrega y pago siguen aún dolorosamente abiertos para quien no tenga una hija, hijo o nietos que pudiera navegar a través del mundo digital.